Busto realizado por Mariano Benlliure (1931)
Benigno de la Vega Inclán y Flaquer, conocido por ser el II marqués de la Vega Inclán, fue un personaje ilustre nacido en Valladolid (1858-1942), conocido por la labor que desarrolló en cuanto a restauración y conservación del patrimonio español.
Era un defensor del progreso, que profesaba una gran curiosidad por todo lo relacionado con la cultura; el arte, la literatura y la escritura. Estuvo relacionado estrechamente con grandes personalidades de principios de siglo, como artistas, poetas o representantes de la burguesía. Se valió, entre otras cosas, de su personalidad viajera, que lo llevo a viajar por todo el mundo, satisfaciendo su curiosidad y además conociendo el funcionamiento del turismo en otros países y continentes. De esta forma, aumento sus conocimientos de cómo se acerca la gente a la cultura en otras partes del mundo.
A principios del siglo XX, a penas existía el concepto turismo en el mundo. Siglos atrás la gente se desplazaba a otros lugares pero no con un interés tan explicito de conocer su cultura, sino por otros motivos. Como ejemplo, a mediados del siglo XVII, existía el Grand Tour, que únicamente podía realizar gente de clase social alta. Se realizaban distintos itinerarios por Europa, pero el principal era aquel que dirigía a los turistas a conocer Italia. En España en el siglo XIX, se realizan restauraciones en nuestro patrimonio, pero no sería hasta el Reinado de Alfonso XIII, cuando se crease una Comisión Nacional de Turismo, que desarrollo iniciativas poco eficientes. Sucediendo a está, surgió la Comisaría Regia del Turismo, de mayor éxito e importancia, y situándose en cabeza el propio Vega Inclán.
Creó las bases sobre la defensa del patrimonio español. Gracias al apoyo y la amistad del Rey, pudo llevar a cabo intervenciones decisivas sobre gran cantidad de edificios, hoy en día, iconos de nuestras ciudades, como pueden ser los Alcázares de Sevilla. También, logró centrar la atención de los poderes públicos sobre la propia España, su arte y su cultura, resaltando en cada región aquello que le caracterizaba. Además de sus intervenciones, introdujo unas primeras pautas de la restauración arquitectónica. Incrementando el interés por la ruinas e intento que fuera preservado, rehuyendo el pensamiento de la época acerca de las imitaciones; que buscaba reconstruir aquello que estaba en ruinas por medio de la imitación.
A pesar de ser nombrado en 1913, antes ya había trabajado. Uno de sus primeros proyectos fue la restauración de la casa del Greco, en Toledo, donde se acercó a las teorías Violletianas, creando un modelo de arquitectura puramente hispano, que seguía su filosofía: buscar la recuperación de la visión de los momentos históricos españoles del pasado. Entre sus intervenciones, encontramos la que realizó en la Alhambra, donde gracias a su informe, se detuvo la restauración, y entró Torres Balbás. Estuvo muy ligado a la creación de pabellones en varias exposiciones, y además creo residencias para artistas, así como para estudiantes e investigadores extranjeros.
Pero como director, su labor no se quedo ahí. También tuvo que gestionar todo el apartado de servicios para facilitar y hacer más cómodas las visitas de turistas. Gestionó el alojamiento, impulsando la creación de la red de Paradores, que estaban ubicados en lugares que hoy citaríamos como “Turismo rural”, pero que a principio de siglo era el lugar de reunión de la élite de la sociedad.
También gestionó las vías de comunicación. El rey, sabiendo que Madrid era el punto de entrada de turistas, creo un Museo de Turismo, que hacia propaganda de las bellezas de nuestro país e invitaba al público a conocerlo. O las publicaciones de la Comisaria Regia, con la creación de sus guías sobre el arte de España, que eran difundidas en el extranjero. nEsta faceta de promotor del turismo también se apreció cuando en 1913 creo en Londres el Pabellón Español de Turismo.
Una de sus principales inquietudes era garantizar sobre todo lo demás la seguridad y comodidad del visitante. De esta forma, la ayuda entre patrimonio y turismo, sería recíproca, con la afluencia de público, habría menos obras abandonadas, y al tener las obras en mejores condiciones, asistiría un mayor número de público.
En mi opinión, fue un vecino de Valladolid, que realizó una labor de gran importancia en nuestro país, creando un turismo embrionario, al cual hoy agradecemos en varios sentidos: el primero de ellos, el que haya salvaguardado tantas obras que habrían sido ruina sin su intervención; que haya realizado labores sociales con la gente más desprotegida, y por último, el haber creado sin pretenderlo, la creación de tantos puesto de empleo, ya no en su tiempo, sino a posteriori, ya que sus trabajos propiciaron unas ciudades bien conservadas y accesibles que han dado lugar a comercios, hoteles y la afluencia masiva de turistas. A pesar de todas sus intervenciones, siento decir que es una persona de la que se tiene poco conocimiento en el país, y lo que es peor, en su ciudad natal.
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