domingo, 22 de enero de 2012

Escultura Heroica colosal de Trajano divinizado

                                          


Historia de Trajano

Marco Ulpio Trajano (18 septiembre de 53 – 9 de agosto de 117) fue un emperador romano, el primero que nació fuera de Italia, más concretamente en la ciudad de Itálica, una ciudad adscrita a la provincia romana de Baética (zona que estaba intensamente romanizada), patria de los Ulpios desde el siglo III a.C.

Gracias a la buena situación política de su padre (de igual nombre) que era senador y general, Trajano, ascendió por méritos en la escala del ejército romano, sirviendo en Hispania, el Danubio, Germania y Siria. En el año 96 se convirtió en gobernador de Germania. Sus grandes acciones en Germania, le hizo ganar popularidad en Roma, y todo el Senado le quería como emperador. Sustituyendo a Domiciano como emperador se situó al poder Nerva, el cual quiso tener como sucesor a Marco Cornelio Nigrino, no lo llego a conseguir, ya que murió Nerva inesperadamente y Trajano le sucedió sin incidentes y fue recibido por el senado con los brazos abiertos.
Se convirtió en emperador el 27 de enero del año 98, y se convertía así en el primer emperador no itálico. Antes de ir a Roma, realizo ciertas hazañas, para mantener la seguridad del territorio entre el Rin y el Danubio, entre ellas están, la mejora de la red de carreteras entre Maguncia y Augsburgo y la construcción de un limes para asegurar los Campos Decumanos.
Gobernó bien, y sin el derramamiento de sangre que había marcado el reinado de Domiciano. Libero a muchas personas que fueron encarceladas injustamente y devolvió buena parte de la propiedad privada que fue confiscada (un proceso que inició Nerva). Su popularidad fue tal que con el tiempo el Senado Romano le confirió el título honorífico de Optimus.
Desenmascado y castigo a muchos senadores que habían cometido malversación en la época de Nerva.
Fue uno de los emperadores más serios y correctos, esto hizo de él uno de los mejores príncipes que gestionaron los asuntos públicos. El poder no lo corrompió, ni usó jamás su titulo y su poder para eludir la ley, reconociendo siempre la primacía de esta última. Era un conservador, convencido de que el progreso derivaría más de una ordenada administración que de imponentes reformas.
Luchó contra los Dacios, y después de esa guerra en Roma construyo el foro de Trajano y una columna donde quedaba constancia de dicha guerra. Unos años mas tarde en el 113 Trajano comenzó una campaña contra los partos.
En el año 116 enfermo, y volvió a Italia, donde un año más tarde, moriría repentinamente. Sus cenizas fueron colocadas debajo de la Columna Trajana, que posteriormente desaparecieron. Fue en ese año, el 117 cuando el imperio romano alcanzó su máxima expansión territorial, alcanzando todo el norte de áfrica, la península ibérica, Francia, Inglaterra, Países Bajos, grecia, la antigua Yugoslavia, Turquía, próximo oriente y tierra santa.
Antes de morir, Trajano adoptó a Adriano como sucesor.
En definitiva, la reputación de Trajano fue brillante, siendo reconocido como Optimus Princeps (el mejor de los príncipes) , solo podría ser comparable con Augusto, pero Trajano, es el único que ostenta el título al mejor emperador de Imperio Romano

Escultura de Itálica

Itálica fue la primera ciudad romana fundada en Hispania, en el año 206-205 a.C. Se encontraba a 8 km. de Hispalis (Sevilla) junto a un afluente del río Betis (Guadalquivir) en una pequeña elevación que la salvada de las crecidas del rio. La ciudad alcanzó su periodo de mayor esplendor a finales del siglo I y durante el siglo II, desde los reinados de Trajano y Adriano (ambos nacidos en Itálica).
La ciudad poseía importantes construcciones, un antiteatro, un teatro, murallas que probablemente rodeasen el núcleo urbano, el Trianeum, templo dedicado al emperador; al menos dos complejos termales de carácter público, termas mayores de carácter privado, y acueductos de Trajano y Adriano. Tambien durante el periodo de Adriano de construyeron importantes casas: Casa de la Exedra, casa de Neptuno, Casa del Patio Rodio, casa de Hilas, casa de los pájaros y casa del planetario. Pero está ciudad gana importancia por su enorme cantidad de esculturas. La mayoría de halladas en Itálica son buenas copias hechas en Roma. Entre ellas destacan la escultura de Diana, diosa de la caza, una escultura de Hermes de la cual es difícil reconocerle ya que no tiene ni cabeza ni los dos brazos, y es por sus sandalias aladas, la escultura de Venus,  que reproduce el modelo iconográfico helenístico de Afrodita Anadyomene y un retrato de medio cuerpo de Adriano en el que se muestran técnicas tan novedosas como el claroscuro.

En Hispania las esculturas se realizaron indistintamente en mármol o en bronces, de las cuales apenas conservamos más que unos pocos ejemplares, ya que ese bronce fue reutilizado y fundido en la edad media o no soportó el paso del tiempo.
Con Trajano, irrumpe un nuevo espíritu en el arte romano. En sus retratos se refleja la expresión de la energía y de decisión propia del hombre habituado al mando militar. El retrato se amplía a gran parte del torso y no sólo hasta los hombros como hasta ahora era lo habitual.

3. Ficha técnica


- Ubicación: Museo Arqueológico de Sevilla
- Fecha: Siglo II d.c.
- Estilo: Adrianea
- Mármol: Paros Lichnites (Isla de Rodá)
- Altura Máxima: 2,20 m.; parte conservada del rosto 0,17 cm
- Defectos: Falta la parte superior y posterior de la cabeza, los brazos, pierna derecha desde la mitad del muslo y pie izquierdo. Rota la punta de la nariz, algunas roturas y rozaduras en los bordes del manto. Sobre el muslo izquierdo quedan dos puntelli, uno alto trasero y otro más bajo. El hueco de sección cuadrada que se ve por la parte posterior de la cabeza es moderno y fue abierto para fijar la pieza al ser expuesta tras su hallazgo. Es probable que por entonces se arreglara y retocara la línea de rotura del rostro, cuyo corte limpiamente segado resulta difícil admitir que se produjera por accidente.
- Procedencia: Es posible que esta figura se encontrase en la antigua ciudad hispanorromana de Itálica, actualmente Santiponce, un pueblo de Sevilla, en un templo llamado Traianeum, aunque por extensión, suele recibir también ese nombre la totalidad del recinto: una plaza en cuyo centro se erigía el templo, dedicado al emperador trajano divinizado. Seguramente estaría situada en alguna de las exedras del pórtico o en alguno de los pedestales alineados en la plaza. Hallado de 1788 en la zona de “Los Palacios”


4. Descripción

Este desnudo heroico. Por ser uno de los primero hallazgos surgidos del suelo italicense y por haber sido puesto desde entonces en relación con el emperador Trajano, ha gozado siempre de especial predicamento entre las antigüedades de Itálica. Es fácil comprender que así haya sido, pues su colosalidad, idealización e incluso esa rara fascinación que impone el rostro artísticamente truncado son valores que adornan la imagen apoteósica, proveniente por demás de la ciudad de origen del Emperador.

La figura descansa en la pierna derecha y retrasa la izquierda flexionada y ligeramente desplazada hacia fuera; el brazo derecho iba alzado posiblemente apoyado en el cetro o en una lanza, y el izquierdo pendía junto al costado, tal vez en actitud de sostener un atributo; la cabeza gira en dirección a la pierna exonerada. Se trata, pues, de un esquema que sigue de cerca el de la estatua heroica de Adriano del Museo de Pérgamo y que subraya la arrogante majestuosidad de la representación. El espíritu clasicista de la obra se advierte al constatar que las reminiscencias de la tradición policlética se ven fundidas con connotaciones más tardías, las más notables de las cuales son la forma abierta y el movimiento patético de la cabeza.

El modelado y el tratamiento de la superficie del mármol encuentran un buen paralelo en el citado Adriano de Pérgamo y así queda de manifiesto al entablar parangón tanto para las formas anatómicas como para el plegado del Paludamentum. La analogía puede hacerse extensiva a otro rasgo característico del estilo adrianeo, que es la proclividad a los contrastes efectistas (se niega a realizar un contraste de luces y sombras)  y a enmarcar los motivos a modo que P. Zanker designa “ver por partes”. El mejor exponente de tales alardes en la estatua italicense es la zona del cuello y del hombro izquierdo, sobre el que destaca el prominente motivo de pliegues amontonados. Desde el punto de vista del influjo ejercido por el estilo de los escultores asiáticos, la observación de este aspecto reviste gran interés, porque desvela los matices en los que se ve plasmado el grado de influencia. Digno es de notar el gusto por acompasar plasticidad y colorido a base de tratar el mármol con una morbidez muy esmerada, cuya tersura rompe y deja en sombra el trépano, es entonces cuando irrumpen las oquedades en claroscuro de los pliegues gruesos prendidos por la fíbula, las acanaladuras anchas para hacer resaltar la limpieza del mármol y las largas ranuras verticales de los pliegues que cuelgan como tubos a la espalda. El más inmediato equivalente para esa labra se encuentra en estatuas de Adriano provenientes de talleres de Asia Menor, como la de Pérgamo antes mencionada y dos de Perge y en él se tiene un importante elemento de juicio para valorar y encuadrar la producción escultórica italicense del siglo II d.C.

La cabeza se conserva desgraciadamente en estado muy deficitario. Sobre ella, W.H. Gross observo que los rasgos conservados permiten relacionarla con Trajano. En la medida en que resulta posible pronunciarse y hacerlo con toda cautela, lo que se conversa del rostro parece responder más que a un retrato póstumo en la línea del magnífico de Ostia, a una imagen ideal más abstracta y libre respecto a los tipos oficiales. La cuestión se inserta, por tanto, en la casuística originada por el grado de parecido que acreditan los retratos imperiales procedentes de talleres provinciales. El carácter de la obra y la naturaleza del encargo desaconsejan pensar en un modelo flojo, de baja calidad, en el que fallara el parecido, de ahí que sea menester buscar explicación por otra vía. La representada por el patetismo, cuyas muestras son el movimiento impetuoso de la cabeza y la boca entreabierta, y por la relación con los círculos artísticos de Asia Menor es sugerente, porque justificaría una opción ampliamente atestiguada en aquéllos, como es la primacía de la expresión patética sobre la exactitud en el parecido de los rasgos fisionómicos, que pueden verse estilizados o simplificados.


5. Otras obras de Itálica

Se encontraron otras obras en Itálica, probablemente realizadas por el mismo taller o incluso mismo escultor. Estas son una de estatua heroica colosal acéfala (R.E.P. 94), que guarda gran similitud con la de Trajano, que incluso podría representar al mismo emperador.
La toga se sitúa en el mismo hombro que la otra escultura y la representación del torso tiene el mismo relieve, con igual pronunciación.
Otras obras como la del Torso de Artemis, también guardaría relación con ella, aunque en este caso, el personaje representado no aparece desnudo, sino cubierto con multitud de pliegues.

Cabe pensar, que el mal es estado de todas las estatuas podría ser porque fueron derribadas del lugar en el que se encontraban situadas. Probablemente se encontrasen rodeando el Traianeum, el único templo octástilo conocido de toda Hispania.
La decoración de dicho templo fue fiel a los modelos oficiales, que en época de Adriano adoptanun carácter cosmopolita, fruto de la intensificación de los contactos con las ciudades del ámbito oriental del imperio. La dirección de los trabajos debió estar a cargo de artistas altamente cualificados, poseedores de un estilo detallista y de gran fuerza plástica, como se advierte en los pormenores de la decoración. Sin embargo, entre los restos decorativos conservados se aprecian también piezas que no siguen los modelos al detalle, piezas labradas de forma simplificada, con premura, en las que se ha creído detectar cierta urgencia por concluir la obra, quizá por el temor a que fuese interrumpida.
La decoración escultórica estaba situada en emplazamientos prácticamente seguros. Eran las exedras del pórtico y los pedestales alineados en la plaza, situados rodeando todo el perímetro. El ciclo estatuario estaría dedicado a la familia imperial y, tal vez, a personajes italicenses emparentados con aquélla.


BIBLIOGRAFÍA

-  Colección: Guías de los museos de España (VII). Museo arqueológico de Sevilla. Publicaciones de la Dirección general de Bellas artes (1957) Páginas 95-97, y 99
-  BIANCHI BANDINELLI, Ranuccio, El universo de las formas: Roma, Centro del Poder, Editorial Aguilar 1970OJEDA NOGALES, David. El Trajano de Itálica. Universidad de Sevilla. Serie Historia y Geografía.
-  CABALLOS RUFINO, Antonio, MARÍN FATUARTE, Jesús, RODRÍGUEZ HIDALGO, José María. Itálica Arqueología. Junta de Andalucía, consejería de cultura. Sevilla 1999. Páginas 111-118
-  GARCÍA Y BELLIDO, A, Colonia Aelia Augusta Itálica. Instituto español de arqueología. Editorial Diana 1960, Madrid
-  LEÓN, Pilar, Esculturas de Itálica. Junta de Andalucía, Consejería de Cultura 1995




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