¿Qué es el arte? Esa es la pregunta que me he preguntado durante todos los años que llevo estudiando arte y que muchos lo
han intentado durante siglos.
No es una cuestión fácil, está
comprobado. Es la definición del gusto, de la belleza, de las modas, estilos,
autores, conceptos…etc. Pero algo dejamos claro, y es que el arte, es un
objeto, por lo tanto es objetivo, y nosotros, cuando nos acercamos él, a su
comprensión, somos sujetos, por lo tanto subjetivos.
Unos para representar la soledad,
dibujarían a una anciana, en su casa, sentada al fondo de una habitación oscura
con la mirada en el horizonte, recordando aquel tiempo en el que su marido aún
vivía, y sus hijos poblaban la casa de alegría. Otros, por el contrario,
colocarán una naranja sobre una silla. El mismo concepto pero tratado de forma
diferente. No cabe duda de que tiene mucho más trabajo lo primero que lo
segundo. Pero acaso, ¿no es ingeniosa la simplicidad con la que se realizó la
segunda?
Desconozco si la naranja se colocó encima
de la silla por ese motivo. Pero hemos dicho que somos subjetivos, y eso es lo
que a mí me trasmite.
Aquí, es donde hay una ruptura con el
concepto de “Arte”. ¿Cómo se puede comparar un lienzo perfectamente trabajado
con dos objetos cotidianos situados en un museo? ¿Acaso todo lo que coloquemos
en un museo debe de ser admirado?
Considero que el arte, se crea por algún
motivo, y solo la persona creadora, en su mente, sabe el motivo de su creación.
Pero por otro lado, estamos nosotros, como espectadores, que al contemplar la
obra, le damos nuestra propia interpretación. Pero, ¿Cuál de las dos
interpretaciones tiene más valor? Sin duda, para la historia del arte, tendrá
más valor la del propio artista, pero para cada uno de nosotros, será más
importante la nuestra propia.
Este último punto, lo considero de gran
importancia, ya que la persona que admire el arte, debe de tener unas ideas
claras sobre el gusto. No se puede admirar todo lo que está en un museo
simplemente por estar ahí, hay que valorarlo. Las obras se llevan a un museo al
igual que las películas al cine; no todas son buenas piezas, sino que nos las
exhiben para que nosotros, público, las valoremos.
Con esto, hago referencia al arte más
actual; el arte que nosotros podemos enjuiciar. Sobre aquellas piezas que han
pasado a la historia del arte, no cabe duda de su valor. En un primer momento
nos pueden defraudar, o podemos no entenderlas.
Durante un debate, se hizo la pregunta de
si todas las personas pueden acercarse a entender una obra de arte. Yo
considero que no todos pueden entender el arte, pero sí apreciarlo. Una
compañera respondió: “La sensibilidad es
inherente al ser humano, sin necesidad de conocimiento”. Su frase es bien
cierta, todos tenemos sensibilidad. Pero creo que esa sensibilidad se podría
educar. Enlazando con lo anterior, a todos nos ha pasado que vimos una obra por
primera vez, y no nos gusto, pero después de leer sobre ella, comenzó a gestarse
en nosotros un interés. Y es que, cuanto más secretos conozco sobre un obra,
más la aprecio. Y cuanto más leo, más la entiendo.
No hay que olvidar, que el arte es un
lenguaje ante todo, y que “una imagen vale más que mil palabras”. Es cierto,
pero tenemos que extraer esas palabras de la imagen. Unos ven un cuadro, y solo
sacan un: “que bien está pintado”.
Todos en un primer visionado sacamos eso. Pero hay que detenerse, y analizar
cada matiz, cada pincelada, cada intención oculta del pintor, el posible
metalenguaje que esconda…etc.
El primer visionado puede dejarnos
cautivados, o no. Pero con conocimiento sobre el cuadro entablaremos una
relación con esa obra.
¿Todos somos ARTISTAS? Fue la pregunta
que más nos planteamos. Creo que se puede malinterpretar. No todos sabemos
hacer una pintura al óleo o esculpir un busto, eso está claro. Pero todos
tenemos alguna cualidad en la que podríamos destacar, sin tener por que ser
artísticas. Simplemente puedes ser un genio haciendo cuentas, tener una memoria
prodigiosa o una gran orientación. En esos ámbitos serás un artista. Pero no
un ARTISTA. En ese campo, hace falta algo más. Quizá con educación podríamos
aprender a realizar cualquiera de las artes, pero nos falta algo.
A mi, personalmente, me cuesta expresar
con palabras que es eso que falta. Es algo que se aleja de lo ordinario, algo
que es único e irrepetible. Eso, que no se definir, sería lo que poseen ciertas
personas, que por las circunstancias que sea, son verdaderos genios, son
artistas.
Y ese carácter que poseen de único e
irrepetible, se impregna en las obras que realizan. Por eso mismo, solo nos
atraen aquellas que son originales, y desechamos las copias. Es una necesidad
que tenemos de observar los originales, (y porque no decirlo, de tocarlos) ya
que es algo que mucho tiempo atrás realizó una persona a quien admiramos. Al
igual que hacen los adolescentes cuando ven a su actor favorito y quieren
saludarlo, abrazarlo. Quizás pensemos que al tocarlo nos llevaremos una parte
de esa persona, que se nos contagiará su genio. Y es que, esos adolescentes, (cuanto
más jóvenes, más salvajes somos), representan nuestros deseos primarios. El de
poseer. Queremos tener esas cosas. Esto, explicaría nuestro especial interés
por coleccionar cosas, un interés que lleva realizándose desde nuestra
existencia en el planeta.
El último punto, que quiero tratar es el
de la lucha constante entre el naturalista arte antiguo, y el extraño arte
moderno. Es una frontera que no logramos salvar. El concepto de arte cambió de
manera brutal a finales del siglo XIX y principios del XX, y es por eso que no
se puede definir en su totalidad. El arte tiene, como cualidad principal, la de
romper los moldes, limitaciones y ataduras que impone la sociedad. Basta con
que se diga que no se puede pintar un desnudo, para que alguien desafié esa
norma.
En el siglo XX, lo que sucedió es que
dejamos de ver en los museos pinturas que copiaban de la realidad. Eso dejó de
interesar, se buscaba ser un creador en su totalidad. Las obras contenían
muchas ideas y conceptos, pero muy poco de “trabajo manual”. Creo que el arte
es una balanza entre ambas cosas.
Para finalizar, a modo de conclusión,
creo que el arte actual se puede valorar, pero hace falta que pasen unas
décadas para que al poner la vista atrás, veamos como se han cribado todas las
obras y todos los creadores, para que pasen a la historia aquellos que son
verdaderamente artistas.
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